Mar de montañas

Amanece en Qingdao,

el aire es fresco, huelo el mar,

pequeñas embarcaciones ancladas,

y el canto de unos niños me hace despertar.

Pasos, peldaños y en el camino,

vendedores de ilusiones, contadores de historias.

 

La generosidad y espiritualidad penetran en nosotros.

El silencio cobra vida.

 

Y entre tanto llegamos a la cima,

un clamor al viento dice: ¡lo hemos conseguido!

Ahora siento que formo parte de ti,

ahora entiendo mucho más de las montañas de Laoshan.

 

Finestrat, una tarde con Theresa.

La mesa está preparada,

cada uno ha elegido su taza,

el agua casi hierve,

ha llegado el momento de disfrutar un té de Laoshan.

En su casa reformada, cuidadas habitaciones donde la armonía y sencillez llaman al bienestar, muchos son los que buscan esa tranquilidad después de aventurarse por el Puig Campana.

 

Hay un pequeño espacio que nos quiere enseñar,

su rincón, su taller,

el lugar de trabajo donde evadir pensamientos y construir obras,

pequeñas piedras de cristal, piezas únicas, personalizadas,

de colores, muchos y llamativos colores.